domingo, 29 de mayo de 2011

INTRODUCCION

LA ALTERIDAD AUSENTE
El mismo acto (comer del Árbol de la Ciencia) por el que tanto Adán como Eva fueron arrojados del Paraíso, tiene para cada uno de ellos diferentes interpretaciones y consecuencias.Ella ha quedado signada -marcada- como la responsable del pecado original, la causa de la caída ; a Adán se lo llama ¨el primer científico¨. Ya que no atendemos a los textos desprejuiciadamente, sino desde un horizonte de sentido que erradica de antemano cualquier pretención de neutralidad, como dice G. H. Gadamer, esta lectura interpretativa del texto bíblico - el cual en realidad dice que Eva era la verdaderamente inclinada al saber ya que comió primero de la manzana , y Adan sólo lo hizo secundándola - da cuenta de cómo se construyen sentidos en función de quién (es) detenta el poder. Tanto más si recordamos que los libros sagrados no suelen hacer de Dios esa imagen o metáfora patriarcal que ha derivado de la cultura masculina. Valga como ejemplo recordar que, el nombre impronunciable para los hebreos, Elohim, suma el femenino Ela al masculino Him: es un andrógino; y, en los Vedas, el alma se dice en neutro, Brahm, ya que Brahma, hijo de Vishnu, es una personificación popular.
Podemos deducir, por lo tanto, que, desde el génesis de nuestra cultura, la mujer siempre ha sido otro. A esta cuestión del otro, que surge en la modernidad a consecuencia del pensamiento cartesiano -el cógito se encuentra con lo otro de él, que no es tan otro porque es cuerpo, cosa extensa; pero en la acción es sujeto o parte del sujeto, porque son idea oscuras y confusas que son constitutivas de la subjetividad; y, además se encuentra con los otros otros: los otros sujetos,l o cual abre un problema que tiene que ver con el paso en la singularización de la acción y el agente, las pasiones y el cuerpo propio y la vinculación con estos otros, que también son agentes y, porque actúan, singulares: es decir, el problema del vínculo social- , debemos agregar la cuestión que, a partir de los últimos treinta años, se empieza a explicitar en debates que tienen connotaciones historico sociales, políticas e ideológicas muy fuertes y hace del tema del otro una revalorización. No obstante, pensamos que, en el caso de la mujer, a estos problemas planteados se debe sumar una exclusión permanente y sostenida por miles de años. Puesto que, si bien es otro como agente y como singular, y lo es como bárbaro (en el sentido de impedida de la lengua), y también como otro sometido, además es, fundamentalmente, un otro escamoteado.